En busca de la felicidad. . .
Ella trata de no pensar... de construir un mundo que la proteja de esos recuerdos que se comen en carne viva su pequeño e ingenuo corazón. Aquel mundo lleno de protección se convierte en su lugar preferido, donde no hay recuerdos, donde no hay dolor, donde el alivio se instala en cada parte de su cuerpo. . . Pero aquel “monstruo” que causa su dolor siempre, tarde o temprano, encuentra aquel mundo y entra como si en realidad ese mundo fuera de el, como si el mismo lo ha construido para ella, para protegerla. Al verlo, ella se lanza sobre el, lo abraza, y llora sin parar, ahora el se convierte en su gran alivio. . . ahora es el que le da paz, que le da felicidad, ya no es mas un monstruo, es su pequeño príncipe. Poco a poco ella vuelve al mundo real, confiando en que nadie mas le hará daño, y es allí donde el mundo se vuelve a derrumbar. . . los pensamientos violentos se dirigen hacia ella como avispas enfurecidas, con el único objetivo de picar y destrozar lo poco que queda de ese corazón noble que en un pasado guardaba los sueños de una pequeña niña ingenua ignorante de lo que había en el doloroso mundo real. Simplemente no sabe que hacer, no sabe si quedarse en su mundo de fantasía, o vivir en aquel mundo cruel real. . . donde los pensamientos violentos se acumulan cada vez mas, en la espera de que ella decida salir. No estoy segura de que ella pueda afrontar todo eso, su mayor apoyo, su eterno acompañante es el verdadero origen de todos sus males.